jueves, 29 de septiembre de 2016

Mi alma frente al mar


 Estoy frente al mar… las olas se acercan y se alejan con suavidad, como si el mar danzara para mí. Me acerco… siento que se enreda en mis pies y tira de ellos para que le siga…si quisiera podría hacerlo, podría dejarme llevar… flotar en sus aguas mientras él lleva el compás, o podría nadar deslizándome por su superficie, incluso podría sumergirme en él para conocer su interior. Este cuerpo en el que habito está preparado para todo eso, pero decido sentarme y observar su danza. Los ojos intentan recorrer toda su extensión… es inmenso, imposible abarcar con estos ojos toda su inmensidad, en el horizonte se une al cielo y se hacen uno, es precioso verlos unidos, pero es engañoso, sé que, aunque recorriera todo el mar nunca llegaría a ese punto de unión.
Ahora levanto la mirada al cielo, Veo una bandada de gaviotas entre las nubes… volando sobre el mar y sobre mí. Vuelan… esa palabra vibra y resuena en mí como un eco. Sus alas extendidas se mueven de forma acompasada danzando la música del viento, bailan con él.
Presto atención a este cuerpo… me maravilla. Sí, todo él es extraordinario… siento cómo la sangre corre por las venas, siento el cadencioso latir del corazón… cuanto más se  profundiza en él, más maravilloso es. Me extiendo por todo él,  por cada nervio, por el interior de la piel, por cada uno de los cinco sentidos del cuerpo... quiero sentir todo mi entorno. En la mente encuentro una zona infranqueable… respeto esa zona, y ocupo esa otra parte de la mente que ya hace un tiempo conquisté, sé que en ocasiones puedo abarcar más allá… Envuelvo el corazón, su palpitar me hace sentir que este cuerpo está lleno de vida.
Siento el sonido de las gaviotas, anhelo unirme a ellas.
A veces me he preguntado por qué este cuerpo no vuela. Es capaz de hacer tantas cosas… no cabe duda de que es asombroso, pero aún así, percibo que este cuerpo es demasiado terrestre, y en ocasiones siento la necesidad de escaparme entre sus silencios… pero los latidos del corazón siempre me retienen con su eco… me grita que me quede, que aún no ha llegado el momento.
Vuelvo a mirar al cielo, más allá de las nubes, y sé… soy totalmente consciente de que ahí está mi destino… ese es… ese es el lugar al que pertenezco…
Desde mi espacio de la mente pongo una sonrisa en los labios de este rostro…

Extenderé las alas… me uniré a las gaviotas en su danza
             Alma
                                        Ascen Garci