SABOR A MAR
Carol cerró los
ojos. Sentía cómo la brisa marina se deslizaba por su cuerpo
acariciándole la piel. Respiró profundamente tumbada sobre la toalla, y poco a poco relajó cada músculo de su cuerpo mientras escuchaba el sonido de las olas golpeando las rocas, y de vez en cuando… el canto de las gaviotas. Como un mantra repitió en su mente: «yo estoy en paz… yo soy paz… paz…» y al poco empezó a sentir esa paz. «Este lugar es ideal para sentirla», se dijo.
acariciándole la piel. Respiró profundamente tumbada sobre la toalla, y poco a poco relajó cada músculo de su cuerpo mientras escuchaba el sonido de las olas golpeando las rocas, y de vez en cuando… el canto de las gaviotas. Como un mantra repitió en su mente: «yo estoy en paz… yo soy paz… paz…» y al poco empezó a sentir esa paz. «Este lugar es ideal para sentirla», se dijo.
Carol pensó en cuan
parecido podía ser un ser humano, con su carácter y sus estados de ánimo, al mar; a veces estaba en calma y relajado como se
sentía ella en ese momento; otras veces se veía agitado e inquieto igual que en
aquel mismo instante; y en otras ocasiones parecía enloquecer, cuando agitaba sus aguas con furia, como si fuera una
persona llena de ira.
A través de los
parpados notaba la fuerte luz del sol atenuada por la sombrilla.
Se acordó de Alex,
él se había ido a navegar con sus amigos mar adentro en su lancha zodiac.
Habían quedado en que ella le esperaría en aquella orilla de la playa, pero ya
estaba tardando.
Carol se
concentró en el sonido de su respiración profunda, «casi suena como el mar»
pensó «aunque más suave… ¡como si fuera un susurro de mar!» exclamó para sí mientras
sus labios se curvaban en una leve sonrisa.
Cuando el mar
estaba tranquilo y cálido, a ella le encantaba tumbarse en sus aguas… flotando,
y con los ojos cerrados se sentía como si estuviera sujeta por unos brazos que
la mecían.
«El mar es
impredecible» se dijo de pronto «como algunas personas…» murmuró. Carol recordó
que su madre se lo había explicado de niña (lo del mar), lo de las personas lo
descubrió ella más adelante.
“Sucedió hacía
ya tiempo… cuando sus padres eran novios. Ese día habían ido a la playa, y su
madre se estaba dando un baño no muy lejos de la orilla porque no sabía nadar,
de pronto sintió que la arena bajo sus pies desaparecía y el agua tiraba de
ella hacia abajo. «Era un remolino» le había aclarado su madre cuando se lo
contó. Su padre enseguida fue a su rescate, pero no era buen nadador, y una
tercera persona tuvo que rescatar a ambos.”
Alex estaba
tardando…
Su madre le
enseñó a ser prudente en el mar, pero aun así, Carol se sentía demasiado atraída por él, le encantaba escuchar
su sonido… como si le estuviera hablando a ella, y a veces se le iba el tiempo
observando el vaivén de sus aguas hasta quedar hipnotizada, o nadaba hasta
quedarse sin fuerzas.
Carol sintió en
sus labios un roce frío con sabor a sal. «Alex», se dijo, lo supo aun con los
ojos cerrados, y enseguida dio un respingo al sentir múltiples gotitas de agua
fría sobre su piel templada por el sol. Abrió los ojos, y vio una sonrisa en el
rostro de Alex. Ella se incorporó con gesto serio, aun cuando la sonrisa de él
era contagiosa.
‒Has tardado ‒dijo
ella‒ ¿Sabes que llevo tanto tiempo escuchando al mar… y pensando en él,
mientras te esperaba, que ya me está atrayendo…? ‒añadió.
‒¿Pensando en
quién? ‒preguntó él dejando de sonreír
‒En el mar… ‒Contestó
Carol, y ya se dirigía a la orilla, donde rompían las olas, cuando Alex la
sujetó por la cintura, y se colocó delante de ella con sus ojos negros fijos en
los azules de ella, le sujetó la cabeza con ambas manos y unió sus labios a los
de Carol.
Fue un beso
único… intenso, que le llenó el cuerpo de sensaciones y la dejó sin aliento.
‒¿El mar puede
hacer esto? –preguntó él satisfecho.
‒¡No…! ‒reconoció
ella‒. «Pero ese beso… lleva su sabor… sabor a mar» pensó sonriendo, y volvió a
unir sus labios a los de él, cerró los ojos y se dejó llevar por las
sensaciones, mientras escuchaba el canto del mar.
Ascen Garci
Es muy bello lo que has escrito, Ascen, amiga. Tiene el sentimiento y la
ResponderEliminarbelleza del mar, es un enigma y a la vez como si nos hablara con su sonido
vibrante y especial...
Gracias, amiga. El sonido del mar tan relajante... tantas veces que, tumbada sobre la arena, me he adormecido escuchándolo... :)
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